Septiembre 05, 2023
La crisis
económica afecta a los estudiantes por los problemas con los uniformes, falta
de libros de texto y profesores. El comunismo cubano culpa a Estados Unidos.
Padres acuden al mercado informal.
El nuevo curso escolar -en el que
finalmente se recupera el calendario tradicional tras los cambios implementados
durante la pandemia- arrancó esta semana en Cuba, con una crisis económica evidente en los problemas con
los uniformes, la falta de libros de texto e incluso de
profesores.
Durante el discurso inaugural del
lunes en el acto nacional para dar el banderazo de salida -encabezado por el
presidente Miguel Díaz-Canel y el primer ministro, Manuel Marrero-, la titular
de Educación, Naima Ariatne Trujillo, achacó las dificultades a la «compleja realidad internacional» y al
«recrudecimiento» de las sanciones estadounidenses contra Cuba.
Pero, pese a todo, aseguró que hay
«muchas razones» para que el país «hoy esté de fiesta».
El propio Ministerio de Educación,
aún durante los preparativos para que 1,7
millones de alumnos de entre 5 y 17 años vuelvan a las
aulas, ya había reconocido que las clases no arrancarían en las mejores
condiciones.
La semana pasada, Trujillo apuntó
en la televisión estatal que estarían garantizadas las «libretas, cuadernos y
lápices» aunque el semestre
sería «ajustado» y que se buscarán «alternativas para solventar la
insuficiencia de libros de texto». También reconoció problemas
con la cobertura docente.
Padres acuden
al mercado informal y con precios exorbitantes
La falta de materiales escolares
ha llevado a muchos padres
cubanos a tratar de conseguirlos con privados o en el mercado informal a
precios exorbitantes.
En los pasados días, la prensa
independiente se ha hecho eco del costo
de impresión de libros de texto, que en ocasiones han llegado a costar poco
menos de un salario mínimo (2.100 pesos cubanos,
unos 17,5 dólares al
cambio oficial).
Otras familias han optado por opciones
más económicas, como pedir a estudiantes
de otros grados que hereden sus materiales del año pasado
a sus hijos.
Esta situación se repite en
diferentes hogares para conseguir otros útiles.
«El año pasado una mochila valía 2.000 pesos (16,6 dólares) y ahora
cuesta hasta 7.000 pesos (poco menos de dos salarios)»,
cuenta a EFE Adrián, de 32 años, y padre de un alumno de preescolar y otro de
quinto en La Habana.
Tampoco hay certezas sobre los
uniformes. Rosmery Mas, directora de ventas y mercancías del estatal Grupo
Empresarial de Comercio, dijo a la Agencia Cubana de Noticias que «la
confección» no «salió como se
había previsto por la falta de tejidos en el país» y que «es necesario adoptar
variantes».
«(Fuimos buscando cosas) con
tiempo durante las vacaciones, sí está un poco difícil, pero uno lo va
resolviendo. El uniforme lo
dieron el curso pasado pero este no por el problema
(económico del país)», dijo a EFE Yainé Reyes de 32 años y madre de una niña de
primero.
Esta situación no es nueva en el
país y no son pocas las familias
que reciben los uniformes desde Estados Unidos, gracias a sus familiares,
sobre todo en Florida (EE.UU.).
El periódico oficialista
Trabajadores informó el domingo que ya
se cuenta con «la materia prima para completar los uniformes
que faltan de la primaria».
Hay falta de
docentes por la migración masiva y contrato por horas
Otra de las dificultades es la falta de docentes, una
situación que se ha acentuado todavía más en los últimos años con el aumento de
la migración.
Según las cifras del Gobierno de
EE.UU., solo en 2022 un 3% de
la población total del país caribeño entró en territorio norteamericano,
muchos de ellos jóvenes con carreras universitarias y profesionales.
De acuerdo con la prensa
oficialista cubana, en La Habana, por ejemplo, hay un 15 % de las plazas de profesor en la enseñanza
no superior están vacantes.
El Ministerio ha subrayado que la
capital, junto con las provincias de Artemisa, Mayabeque, Camagüey y Ciego de Ávila, tienen la situación
más preocupante por la falta de docentes.
Como una medida paliativa, el
ministerio informó que se buscarían alternativas como «contratos por horas», «la
incorporación de maestros en formación» o aumentar la carga de trabajo a los
profesores disponibles.
Este curso, por otro lado, será el primero 100 % presencial y con una duración de nuevo de 46 semanas, después de los reajustes que se vio forzado a hacer el Gobierno cubano durante la crisis sanitaria por la covid-19.