La noticia revela un intrigante desarrollo en el caso del asesinato de Fernando Villavicencio, las armas utilizadas en su trágica muerte han sido conectadas con una serie de crímenes previos que han tenido lugar en distintas provincias del país. Esto ha dado un giro sorprendente a la investigación en curso, la cual ha tomado forma con el apoyo de agentes del FBI que arribaron a la sede de la Fiscalía General del Estado en Quito.
El Ministro del Interior, Juan Zapata, ha subrayado la importancia de identificar a los posibles autores intelectuales detrás del asesinato de Villavicencio. Esta etapa de la investigación representa un paso crucial para arrojar luz sobre las circunstancias y motivaciones detrás del crimen. Zapata ha enfatizado la colaboración entre la Policía Nacional, la Fiscalía y el FBI para alcanzar este objetivo y brindar justicia.
La esposa de Fernando Villavicencio, Verónica Sarauz, estuvo presente en una reunión donde se compartieron los avances en la investigación. Es digno de destacar que su salida del lugar fue acompañada por un fuerte resguardo policial, demostrando la seriedad y gravedad de la situación.
El reporte revela que las mismas armas que se utilizaron en el asesinato de Villavicencio también han sido empleadas en otros homicidios premeditados en distintas localidades, como Quito, Machala, Guayaquil y Santo Domingo. Las pruebas obtenidas a partir de análisis forenses y de elementos encontrados en la escena del crimen han contribuido a conectar a los sospechosos directamente con este acto violento.
Es relevante señalar que los individuos arrestados inicialmente habían presentado identificaciones falsas, pero investigaciones posteriores han revelado que los siete involucrados, seis de los cuales están bajo custodia y uno fallecido, son de nacionalidad colombiana. Lo que agrava aún más la situación es el hecho de que todos habían ingresado al Ecuador de manera irregular en el último año, evidenciando fallos en el control fronterizo y la entrada de personas con intenciones criminales.
Además,
algunos de los capturados habían tenido enfrentamientos con la justicia en
Ecuador y Colombia. A pesar de haber sido detenidos en Ecuador por delitos como
robo de vehículos y posesión de armas, habían obtenido medidas sustitutivas
durante audiencias judiciales. En Colombia, enfrentaban procesos legales por
crímenes como tráfico de drogas, posesión ilegal de armas e intentos de
asesinato.
