La revelación de un diagnóstico de cáncer al rey Carlos III ha desencadenado una revisión de los protocolos establecidos dentro de la Casa Real en el Reino Unido, específicamente en lo que respecta a bajas temporales y sucesión. Esto se hace bajo el principio fundamental de que, sin importar el estado de salud del monarca, la institución debe seguir funcionando sin interrupciones.
El Palacio de Buckingham emitió un comunicado el
pasado lunes anunciando que los médicos habían diagnosticado cáncer al rey
mientras recibía tratamiento por un problema de próstata. Aunque no especificó
el tipo de cáncer, confirmó que el monarca se ausentará de actos públicos por
un período de tiempo determinado.
Mientras tanto, la reina Camila continuará
participando en eventos públicos, lo que la posiciona como la principal figura
de la Casa Real británica durante el tiempo que Carlos III esté ausente. Sin
embargo, este no se considera un reemplazo temporal del rey en sus funciones,
aunque esta posibilidad está contemplada para ciertas circunstancias.
En caso de que el rey no pueda desempeñar sus labores
oficiales, otros miembros de la familia real podrían ser designados como
consejeros de Estado para actuar en su nombre. Entre los posibles sustitutos se
encuentran la reina, el príncipe Guillermo de Gales, la princesa Ana y el
príncipe Eduardo, estos dos últimos hermanos de Carlos III.