Un 20% de los pescadores en Puerto Engabao está pagando a individuos extorsionadores, mientras que el resto ha dejado de pescar debido al miedo. Los pescadores de esta comunidad, situada a 17 kilómetros de General Villamil Playas, expresan su preocupación de que la pesca artesanal esté al borde de la extinción debido a que las extorsiones han llegado incluso a las aguas abiertas.
Ahora les están exigiendo $40 al mes por cada embarcación, y según los involucrados en las extorsiones, esta cifra podría aumentar aún más. Los pescadores se quejan de esta situación, ya que sienten que están siendo asaltados por las mismas personas que afirman protegerlos. A pesar de sus temores, sienten que están atrapados, sin saber cómo responder.
Alrededor del 20 % de los pescadores, unos 80 individuos, han sido extorsionados, lo que representa una quinta parte del gremio. El resto, alrededor de 320 pescadores, ha dejado de pescar por miedo a los riesgos. Sin embargo, tampoco tienen claro cómo ganarse la vida en tierra. Algunos se han convertido en vendedores ambulantes, otros se dedican a la venta de animales de granja, y unos pocos simplemente esperan. La pesca, que ha sido su vida, corre el riesgo de convertirse en un recuerdo en Puerto Engabao.
Aproximadamente 3.000 familias dependen de la pesca en esta área y todos están pasando por momentos difíciles. La ausencia de apoyo de las autoridades agrava la situación. Los pescadores se sienten abandonados y preocupados por el futuro. Incluso los comerciantes de mariscos están experimentando la misma presión.
El capitán del Puerto de Posorja, Iván Benites, menciona que en lo que va del año se han presentado 16 denuncias por extorsión y asaltos de piratas, pero la falta de detalles precisos dificulta la intervención de la Armada. Los barcos camaroneros han sido más precisos en sus denuncias, lo que ha permitido tomar medidas de seguridad más efectivas y reducir la amenaza de los extorsionadores.
