El cine ha contribuido a que las
personas tengan una idea sobre los ataques cardiacos y que estos sean
repentinos y súbitos. Sin embargo, en realidad no es tan así.
Hay diferencias entre un paro y un
ataque cardiacos, aunque sí pueden guardar relación. En el caso del primero
consiste en la detención por una alteración eléctrica del corazón lo que
produce un latido irregular y no se envía la sangre a los otros órganos por lo
que se pierde el conocimiento y puede derivar a la muerte si no se recibe
tratamiento inmediato.
El ataque cardiaco, en cambio, se
refiere a a la obstrucción de una arteria que evita que la sangre llegue a una
sección del corazón y si no se desbloquea puede derivar en la muerte de esa
sección.
“Se notificaron síntomas de dolor
en el pecho y disnea en más del 30% de los pacientes con paro cardíaco
repentino. Otros síntomas estuvieron presentes en menos del 18% de los
pacientes con paro cardiaco repentino”, se especificó.
También se detectaron signos de
acuerdo con el sexo de las personas como fueron dolor torácico, disnea y
diaforesis en hombres y disnea para mujeres.
En estudios previos los síntomas
más comunes fueron disnea, dolor en el pecho y síncope, así como náuseas o
vómitos. La fatiga también ha sido otro signo que testigos o familiares de
fallecidos por paro cardiaco repentino reportaron.
“Nuestros hallazgos representan el
paso inicial en el descubrimiento de métodos novedosos para predecir un paro
cardiaco repentino inminente. Aunque es posible aprovechar los síntomas de
advertencia, muchas personas los presentan a diario”, advierte el estudio